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Cuentos reunidos, Kjell Askildsen (Lengua de trapo, 2010)



Cada vez que terminé de leer uno de los 36 cuentos compilados en este libro, me pregunté: cómo carajo hizo este tipo para conmoverme de esta forma en dos páginas y con tan poco.
Son relatos cortos, áridos, realistas, que pintan un universo frío, parco y a la vez conmovedor, con una economía absoluta en el uso de las palabras, a veces en una línea describe un mundo, o nos cuenta el pasado de este personaje. La soledad, la amargura, la tristeza, la vejez, las relaciones familiares y la incomunicación son los temas principales de estos cuentos donde no se visten los personajes, no se amueblan las habitaciones, ni sabemos los colores de los paisajes. Los protagonistas casi no hablan, y sin embargo tienen un timbre de voz inconfundible.
Armada como un reloj finísimo, donde la precisión tiene las resonancias mecánicas del metal pero, extrañamente, están presentes los ecos tibios de la carne. Los personajes llevan a cuestas una violencia solapada, que parece asomará a vuelta de página. Todos los cuentos presentan narradores masculinos, muchos de ellos ancianos que atraviesan sus últimos días y se enfrentan con las relaciones que los rodean en la vida cotidiana, especialmente la familia. El lector siempre llega tarde, cuando las peleas y rupturas familiares ya están instaladas, y uno no sabe bien porqué (aunque algo se intuye). Las escaleras suelen uno de los escenarios privilegiados para el cruce y desencuentro, y para mostrar la senilidad de los personajes.
Resulta desolador entrar en el universo de Askildsen, sus cuentos atacan directo al nervio, allí donde más duele, nos vemos en un mundo donde las relaciones filiales y amorosas muestran circunstancias y situaciones que no le son ajenas, la vejez está retratada de una forma tan verosímil y palpable, que es difícil imaginar que la vida será de otra forma cuando lleguemos a los ochenta años.
Para leer mientras escuchas este tema.